Si tuviera que elegir lo que más me gusta de vivir en Nueva York, y me refiero solo a una cosa, no serían los increíbles restaurantes, las pintorescas cafeterías, las geniales tiendas vintage, las interminables galerías de arte o los lindos bares de vinos naturales. Podría decirse que la moda y la inspiración creativa están literalmente en todas partes. La semana pasada, vi a una niña paseando a su perro con una minifalda y unos Mary Janes con plataforma altísima.
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